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Prendieron fuego al santuario y lo arrasaron; insultaron escandalosamente el lugar que lleva tu nombre. «Destruyamos todo», dijeron, y recorrieron todo el país quemando los sitios en donde te adoramos.

No quedan señales de que tú nos salvarás. Ya no hay profetas. ¿Y quién puede decir cuándo terminará todo esto?

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